La fontaine Sainte-Anne

Se dice que el culto a Santa Ana tiene dos orígenes: uno en Provenza y otro en Irlanda. El primero afirma que el cuerpo de Santa Ana, madre de la Virgen María, fue transportado a Provenza por los primeros apóstoles de esta región. Confiaron sus reliquias a San Auspicio, primer obispo de Apt (Vaucluse). Las escondió en la ciudad para protegerlas de las invasiones. Las reliquias fueron recuperadas milagrosamente en la Pascua del año 792 en presencia de Carlomagno, que dejó constancia de los hechos en una carta enviada al papa Adriano I. La segunda hipótesis es que el culto a Santa Ana se originó con la llegada de monjes irlandeses a Armórica en el siglo V. Localmente, fueron los monjes de San Filiberto quienes introdujeron el culto a Santa Ana hacia el siglo IX, durante la evangelización de Vue. Estos monjes celtas aún mantenían vínculos con monasterios de Irlanda. Pero la famosa fuente es mucho más antigua, ya que data del siglo VII. En aquella época, el culto pagano original era en honor de Ana, la diosa celta de la prosperidad, la fertilidad y la regeneración. Los historiadores creen que los cristianos aculturaron entonces el culto pagano a la deidad Ana. De Ana a Santa Ana, madre de María, sólo había que dar un paso, que dio fácilmente el gran evangelizador del Pays de Retz, San Filiberto. De ahí que Vue, pequeña ciudad construida en medio de las marismas, celebre a Sainte-Anne como su patrona. En 1584, el culto a Santa Ana fue oficializado por el Papa Gregorio XIII, que fijó la fecha de la fiesta para el 26 de julio. En julio de 1846, Vue recibió de Apt una reliquia de Santa Ana, que se colocó en el relicario de la iglesia de Santa Ana, frente al altar de la Santísima Virgen. Sobre los restos de la fuente gala se construyó una fuente pública en el pueblo de Châtellerie de Vue. Con el tiempo, adquirió fama de curar enfermedades oftalmológicas. Dedicada a Santa Ana, todos los años se celebra aquí una ceremonia el 26 de julio, o el domingo más próximo al día de Santa Ana: el indulto de Vue. Los peregrinos se reúnen para asistir a la misa y participar en la procesión. Tras dos milagros reconocidos por el obispado a mediados del siglo XVII, la fuente se hizo cada vez más conocida. Sainte-Anne se convierte así en un célebre lugar de peregrinación en el corazón del Pays de Retz, y sigue siendo una institución. Los milagros que tenían lugar en la Vue eran certificados por los maestros de parroquia y los notarios. Esto atestiguaba que las aguas de la fuente tenían propiedades oftálmicas: el 29 de mayo de 1657, Jacques Burgaud, vecino de Challans, recuperó la vista, a pesar de haber sido ciego toda su vida, o durante seis años tras una enfermedad, según la fuente. el 28 de julio de 1659, una joven de 26 años, Jeanne Grassineau, de Beauvoir-sur-Mer, recuperó el uso de las piernas al salir a pie del indulto de Vue, tras ocho años de incapacidad, según los relatos de la época. Mucho antes de estos milagros, la fuente era un lugar popular de peregrinación. Y la tradición perdura... Durante la sequía de 1976, los peregrinos acudieron en masa a la fuente de Sainte-Anne. Todos rezaban para que lloviera. El emplazamiento de la fuente es de libre acceso al público, al final de la larga avenida de cedros.