Montimont, le camp de la Misère

Después de pasar la noche en Bellevue, el Emperador, prisionero, partió hacia Alemania el 3 de septiembre escoltado por húsares alemanes que lo llevaron alrededor de Sedán. De hecho, era imposible atravesar la ciudad, que ofrecía un espectáculo dantesco: estaba atestada de un inextricable montón de cañones, carruajes, armas, caballos y arreos, y el hedor se había vuelto insoportable a causa de las heces, el forraje fermentado y los cadáveres de los caballos descuartizados por los hombres hambrientos. Se necesitaron varios días para retirar los cadáveres del campo de batalla y recoger innumerables armas y restos de todo tipo. La península de Iges, que el canal de la Villette había convertido en una isla, ofrecía también una visión del horror que le valió el nombre de "Campo de la Miseria": 83.000 hombres y 20.000 caballos se hacinaban en 400 hectáreas de barro, hambrientos, sin mantas, ¡al límite de sus fuerzas! Muchos murieron y, al salir de este infierno unos días después, los supervivientes fueron llevados al cautiverio en Alemania.Sabiendo que todo estaba perdido, Napoleón III, agotado y sin esperanza, había buscado la muerte entre sus soldados, pero dos días más tarde, como emperador caído, ¿los vio en el más cruel desamparo, mientras bordeaba el Mosa en Montimont? El 3 de septiembre, llovía mientras la escolta del prisionero imperial cabalgaba hacia Bélgica por Saint-Menges, Illy y La Chapelle. Al llegar a Bouillon por la tarde, visitó a los heridos franceses en la ambulancia del Château Fort antes de pasar la noche en el Hôtel de la Poste, en una habitación con vistas al Semois, que aún puede visitarse. Al día siguiente, sus guardias le llevaron a Libramont, donde tomó el tren a Kassel: a pocos kilómetros, fue internado en el castillo de Wilhelmshöhe hasta el Tratado de Frankfurt (10 de mayo de 1871). Menos de tres años después de la debacle de Sedán, murió en Inglaterra, donde se había exiliado.