COMMUNE DE LE VAL-D'AJOL

Situada a 10 km de Plombières-les-Bains, la ciudad debe su fama a su especialidad "Andouille du Val-d'Ajol" (marca registrada desde 1984), elaborada por los carniceros locales. Se celebra cada año durante la Feria de la Andouille, el 3er lunes de febrero. Es el municipio más extenso de Lorena y posee un patrimonio arquitectónico y cultural bien conservado: la iglesia con sus monumentos catalogados (retablo, pedestal, Cristo en la cruz, púlpito), el priorato de Hérival (antiguo monasterio), los chalots (dependencias agrícolas típicas de los Vosgos Saônoises), los tejados de lava, así como un gran número de capillas, cruces, lavaderos y fuentes que conforman el encanto de las 70 aldeas del municipio que podrá descubrir a través de los 150 km de senderos señalizados. Un poco de historia Los primeros habitantes de Val-d'Ajol podrían ser los españoles que huían de los árabes (Poitiers 732) o las tropas de Carlomagno de paso por la región donde tenía familia. Se instalaron en un montículo en medio de un valle húmedo, actualmente la Croix, con el permiso de las Damas de Remiremont. La comunidad creció y con su ayuda obtuvo permiso para construir una iglesia en un lugar llamado Laître (donde existían un cementerio y una capilla). Materialmente, el Val dependía de las Damas Canonesas de Remiremont, princesas del Sacro Imperio Romano Germánico, bajo la protección del duque de Lorena, pero con referencia directa al Papado. Espiritualmente, el Arzobispado de Besançon gestiona la comunidad. La parroquia está atendida por los monjes de Hérival. El territorio vio pasar a las tropas de Turenne, a los suecos durante la Guerra de los Treinta Años, a Carlos IV, duque de Lorena que intentaba reconquistar su ducado. A través de la soberanía del arzobispo de Besançon, Luis XIV anexionó el Val durante un tiempo. Sin embargo, la población aumentó y hubo que ampliar la iglesia. Los habitantes colonizaron los graneros, donde pastaban los animales, y se crearon numerosas aldeas. El duque Leopoldo recuperó su ducado en 1704. En 1735, su hijo François III renunció al ducado en favor de un título austriaco. Stanislas administró el ducado hasta 1766, cuando el valle pasó a ser francés. Principalmente una zona agrícola, el municipio se transformó en un valle industrial después de la guerra de 1970 con la llegada de industriales alsacianos que huían de la ocupación alemana. Las hilanderías y tejedurías se beneficiaron principalmente de la fuerza hidráulica del Combeauté. Por otra parte, esta falta de diversidad provocó un descenso de la población tras la Segunda Guerra Mundial. Hoy, el Val-d'Ajol vive de la artesanía y las pequeñas industrias. El único recuerdo de antaño es la feria de Andouilles, el tercer lunes de febrero. Esta antigua feria (oficializada por Luis Felipe en 1831 y luego confirmada por el Prefecto de los Vosgos en 1852) era una feria de ganado. Los agricultores renovaban su ganado para la nueva temporada. Tras la Segunda Guerra Mundial, fue víctima de la mecanización. Esta feria, tras la apuesta de un grupo de personas de espíritu rabelaisiano, encontró una segunda juventud con la creación de una cofradía gastronómica que ensalza las cualidades de un producto local: la Andouille. Desde 1965, la Docte, Insigne et Gourmande Confrérie des Taste- Andouilles et Gandoyaux du Val-d'Ajol revive este acontecimiento. Ahora atrae a entre 30.000 y 40.000 personas durante tres días, el tercer lunes de febrero de cada año. Testigos del pasado En el municipio de Val-d'Ajol, hay no menos de 145 cruces catalogadas (unas 250 en el sur de los Vosgos), de las cuales 3 están clasificadas como Monumentos Históricos.